Me asfixiaba
tu perfume de magia
tu sonrisa congelada
en el porta retratos que no hablaba
y que en tal caso,
tampoco existe.
Y se despegaba,
su imagen otra vez
del marco que te ata a la pared
de cuerdas punzantes
de pozos interminables.
Luna desaparecida
entre escombros
que no quieren que veamos la luz
lo divino,
los secretos que obligan al cielo a callar;
entre nubes
ó entre humos de un alma desesperada
que busca consuelo en vicios.

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