Salí buscando algo que no dejé enterrado sino por balas de un mal presentimiento de que iba a caer mi bicicleta rodando en aquella colina, donde todo parece irreal hasta el pájaro que vi lentamente morir en su jaula, tambaleante, pidiendo ayuda, mordiéndose los dientes, el titiritero a carcajadas ya, desplomándose de risa de la desgracia de otros ojos de mar.
¿A quien le iba a preguntar sino a vos, porqué todo es tan diminuto, todo pasa desapercibido, transparente y mudo?
Bajo abstractas letras que no recuerdo, muerdo y escribo lo que no veo, cómplice de una indeseada noche de remordimientos toscos, pero útiles, prontos, en vano ahora, sobre tus manos, sin huellas.
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